jueves, 9 de noviembre de 2017

Reino de Dios (2a Parte)

¿Cuándo se inició el reino de Dios y cuándo llegará a su culminación?
Responder este interrogante no es fácil, por la tensión mencionada anteriormente del “ya pero todavía no”. Sin embargo debemos responderla desde la misma concepción que el reino está presente pero se consumará en el futuro.
Pero antes de poder responder esta cuestión se requiere echar un vistazo a las profecías acerca del reino y a las expectativas que se tenían del mismo en el Antiguo Testamento, para así poder contextualizar el inicio del reino de Dios. En el primer libro de Samuel 8:4-5 los ancianos se acercan a Samuel y le piden que instituya un rey, para ser como las demás naciones. En ese sentido el pueblo de Israel empieza a generar la idea de un reino terrenal, con gobierno y parámetros humanos. En el reinado de David se establece la construcción del templo, ante esto Cassese nos dice: “El proyecto de un templo para Dios fue sin duda una maniobra de la avidez del liderazgo de David, que buscaba centralizar en Jerusalén no sólo la plataforma político-militar, sino también la religiosa.”[1] A partir de la monarquía establecida desde el Saúl, pero fortalecida fuertemente en la persona de David, es que el pueblo de Israel va seguir pensando en términos de un reino terrenal.  Cuando los profetas anuncian la venida de un Mesías el cuál va establecer un nuevo reinado, ellos van a seguir teniendo la misma idea, por eso nos encontramos con la pregunta de los apóstoles en Hechos 1:6, sobre si ya es tiempo de restaurar el reino a Israel.
Todo lo anterior sumado al hecho que durante siglos los israelitas vieron surgir varios imperios (Babilónico, medo persa, griego y romano) que los habían azotado de una u otra manera, los llevaba a pensar en que las profecías apuntaban al establecimiento de un reinado político militar fuerte que los librara de dicha opresión. Estos imperios fueron anunciados por el Profeta Daniel (2:31:43), pero al final de los mismos según la profecía se levantaría un reino por parte del Dios del cielo que no será destruido jamás y permanecerá para siempre. (2:44)
Ante estos acontecimientos y profecías mencionados en el Antiguo Testamento se puede afirmar que en la persona de Cristo se cumplen no solo la profecía de Daniel sino la de los otros profetas. El reino de Dios se inicia con la encarnación misma del Hijo de Dios. Mateo por ejemplo lo presenta como Emanuel “Dios con nosotros”, haciendo referencia al cumplimiento de la profecía de Isaías 7:14, es decir ya la presencia del rey está en medio de la humanidad. Trenchard hace notar este aspecto al decir: “Si el «Reino de Dios se ha acercado» ([Mateo] 4:17) es porque el Rey ha venido.”[2]  Pero el reino se hace evidente ante los demás a partir del inicio del ministerio de Jesús. El mensaje traído por el mesías va chocar con ese concepto que se tenía de reino por parte de los israelitas. El reino de Dios es perfecto, santo y completo, diferente a lo que estaba establecido por los hombres.
Según palabras de Cassese “El templo era sin duda ante los ojos de Jesús un verdadero signo de la forma exacerbada en que la humanidad estaba fragmentada. En él operaban y se justificaban toda clase de práctica deshumanizadora” [3]  y es que el Templo era el centro del poder establecido en el tiempo que vino Jesús. Por eso Cassese afirma que ante ese signo de deshumanización que era el Templo aparece el reino de Dios como signo diametralmente opuesto.[4]
Retomando aquí lo mencionado en la primera parte que el reino de Dios es el “gobierno de Dios”, entonces el Hijo como representante del Padre está dando inicio al reino, con un mensaje diferente al esperado por los israelitas. En Marcos 1:15 el anuncio sobre el arrepentimiento se podría tomar como la inauguración oficial de este reino, que según Daniel no será destruido jamás, sino que permanecerá para siempre. En Palabras de  Aguirre y Rodríguez se puede ver de la siguiente manera: “Ya se ha cumplido el tiempo de espera, ya ha llegado el tiempo de salvación dispuesto por Dios ya comienza la irrupción del Reino. Ante esta nueva situación histórico-salvífica, los hombres han de responder con la conversión y la fe”[5] Entonces el reino:
Comienza en este mundo, convertido por la irrupción del Reino de Dios en kairos… o tiempo de salvación, pero lo trasciende y se consuma en el mundo de Dios. El AT fue el tiempo de la promesa Evangelio; con Jesús ha comenzado el cumplimiento, pero ahora sólo es el comienzo…”[6]

Aunque se ha visto que el reino está ya establecido por la presencia misma de Jesús, también se ha dicho que existe una tensión que manifiesta que el reino aún no ha llegado. La consumación final del reino debe entenderse en sentido escatológico.  En los capítulos 24 y 25 de Mateo se encuentra el gran discurso escatológico de Cristo. “El discurso termina con una majestuosa escena del tribunal final de las naciones, en la cual se presenta a Jesús como Rey y Juez del universo.”[7] El discurso se da cuando se estaba acercando la muerte de Jesús, pero este evento no iba a culminar con la misión a la cual vino el mesías, sino por el contrario abriría el camino para su glorificación y triunfo final[8].
Es en la segunda venida de nuestro Señor que se podrá ver el inicio del fin, de la consumación del reino, el establecerse conforme al diseño de Dios. Tal como lo expresan
Aguirre y Rodríguez: “…en el futuro, que se consumará con la parusía de Jesús, será el «banquete con el vino nuevo» (14,25), la «salvación» (10,26), «vida eterna» (10,17.30), «herencia» (10,17), en cuanto que, por una parte, es esencialmente don…”[9]
Es allí donde disfrutaremos plenamente del reinado, de la gloria de Dios y del gobierno supremo y eterno de nuestro creador, ante esto retomamos lo dicho por Hoff:
El regreso de Cristo será el más impresionante suceso en la historia del mundo… Aparecerá Cristo en las nubes "con poder y gran gloria"… para los santos será la hora de la liberación y el triunfo. Estos "resplandecerán como el sol en el reino del Padre" (Mateo 13:24).[10]



[1] Giacomo Cassese. ”Jesús constructor de comunidad: de la ideología del templo a la praxis del reino de Dios Revista Apuntes 19, No. 3, (1999): 68-79
[2] Ernesto Trenchard, Introducción a Los Cuatro Evangelios: Tratado general sobre los cuatro evangelios que analiza la vida, pasión y muerte de Jesucristo (Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 1999), 43
[3] Giacomo Cassese. ”Jesús constructor de comunidad:…”
[4] Giacomo Cassese. ”Jesús constructor de comunidad”
[5] Rafael Aguirre Monasterio y Antonio Rodríguez Carmona. Introducción al estudio de la Biblia: Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles. (Navarra, España: Editorial Verbo Divino, 1992), 68
[6] Rafael Aguirre Monasterio y Antonio Rodríguez Carmona. Introducción al estudio de la Biblia, 137
[7] Pablo Hoff, Se Hizo Hombre: La Fascinante Historia del Dios Hombre como se relata en los Evangelios Sinópticos (Miami, FL: Editorial Vida, 1990), 243
[8] Pablo Hoff, Se Hizo Hombre:, 243
[9] Rafael Aguirre Monasterio y Antonio Rodríguez Carmona. Introducción al estudio de la Biblia, 137
[10] [10] Pablo Hoff, Se Hizo Hombre:, 252

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