jueves, 19 de octubre de 2017

Jesús como “Hijo de Dios” y como “Cristo”

Jesús como “Hijo de Dios” y como “Cristo”

Al acercarnos al evangelio de Marcos podemos encontrar varias características que lo hacen particular, una de ellas es la manera en que revela la identidad de Jesús como "Hijo de Dios" y como "Cristo". En este breve trabajo se analizarán los diferentes pasajes donde se usan dichos nombres, mirando quienes son los que lo utilizan y bajo que contexto, y con eso poder tener mayor claridad sobre el asunto. Todas las citas usadas son tomadas de la NVI.
Uso de “Hijo de Dios”
Mc 1:1Comienzo del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios”  En este pasaje podemos ver que Marcos inicia el evangelio dándole identidad a Jesús tanto como Cristo al igual que Hijo de Dios, resaltando la divinidad del Maestro.[1]
Mc 3:11Además, los espíritus malignos, al verlo, se postraban ante él, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»” Jesús había sanado a muchos y por eso los que tenían plagas querían acercarse y tocarle. Hasta aquí todos están preocupados por escucharlo y por ser sanos, pero en ninguno hubo la preocupación de saber quién era el que hacía estos milagros, tan solo los demonios (espíritus malignos) son los que lo identifican como Hijo de Dios.
Mc 5:7 “― ¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? —gritó con fuerza—. ¡Te ruego por Dios que no me atormentes!” Al igual que el pasaje anterior es un demonio, quien se llama a si mismo legión, quién revela la identidad de Jesús. Un hombre que llevaba mucho tiempo poseído y nadie podía controlarlo, ni ayudarle, pero una vez llega Jesús, automáticamente este espíritu maligno se postró delante de él y le llama “Hijo de Dios”.
Mc 15:39   “Y el centurión, que estaba frente a Jesús, al oír el grito y ver cómo murió, dijo: ―¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!” Aquí nos encontramos con un pasaje dado durante la muerte de Cristo en la cruz. Los judíos y otras personas pasan burlándose de Jesús, diciéndole de forma sarcástica que si es Dios pues que se baje de esa cruz y se ayude a sí mismo, uno tras otro lo hacen, incluso uno de los presos al lado de Jesús hace lo mismo, pero él no le presta atención a estas burlas, simplemente entrega su espíritu al Padre y muere. Es en ese momento que al centurión romano, se le suelta esa exclamación profunda reconociendo la identidad de Jesús: “…este era Hijo de Dios”

Uso de “Hijo amado”
Mc 1:11También se oyó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo».Mc 9:7Entonces apareció una nube que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!»” En estos dos pasajes la voz que se escucha es la del Padre dirigiéndose a Jesús e identificándolo como su “Hijo amado”, en el cual tiene complacencia. Esas escenas son muestra de la relación que existe en la trinidad. Aquí aparecen las tres personas, pero para efectos de este análisis nos concentramos solo en el padre y el Hijo, viendo en cada momento que hay intimidad y respaldo de parte del Padre hacia su Hijo. Jesús es el Amado del Padre no sólo en su calidad mesiánica oficial, sino también como Hijo por generación eterna, como el que comparte plenamente la esencia divina junto con el Padre y el Espíritu.[2]

Uso de “Cristo”
Mc 1:1 Ver explicación arriba.
Mc 8:29 “―Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? ―Tú eres el Cristo —afirmó Pedro.” Después de haber visto a Jesús actuar haciendo liberaciones y sanidades y de escucharlo enseñar, llega está afirmación de Pedro reconociendo por primera vez en todo el relato la identidad de Jesús. La afirmación “Tú eres el Cristo” es tan fuerte que la narración de aquí en adelante en el evangelio va cambiar.
Mc 9:41Les aseguro que cualquiera que les dé un vaso de agua en mi nombre por ser ustedes de Cristo no perderá su recompensa.” Aquí el nombre “Cristo” está en relación a una condición de pertenencia, es seguir a Jesús pero pertenecerle a él, es la relación de intimidad que busca el Mesías con quienes le siguen.
Mc 12:35Mientras enseñaba en el templo, Jesús les propuso: ―¿Cómo es que los maestros de la ley dicen que el Cristo es hijo de David?” Algunos maestros de la ley afirmaban que el “Cristo” venía de la genealogía del rey más importante que tuvo Israel. Pero en realidad no estaban reconociendo la verdadera identidad de Jesús, por el contrario le estaban quitando la divinidad ya que tenían clara la idea de que el mesías vendría de la descendencia de David, pero no aceptaban que fuera Hijo de Dios. Después de todo, él no sólo es hombre; ¡también es Dios![3]
Mc 13:21Entonces, si alguien les dice a ustedes: “¡Miren, aquí está el Cristo!” o “¡Miren, allí está!”, no lo crean.” La figura de “Cristo” iba ser suplantada por alguien, por eso el Señor está advirtiendo a sus discípulos acerca de que solo uno es el verdadero y debían poder identificarlo, sin confusión alguna.
Mc 14:61Pero Jesús se quedó callado y no contestó nada. ―¿Eres el Cristo, el Hijo del Bendito? —le preguntó de nuevo el sumo sacerdote.” Había dudas en algunos acerca de la identidad de Jesús, o talvez no querían aceptarla, por eso le preguntan directamente a Jesús si él es el “Cristo”, pero la respuesta que da les exaspera porque no pueden aceptar su real identidad, por la concepción tan limitada que tenían.
Mc 15:32Que baje ahora de la cruz ese Cristo, el rey de Israel, para que veamos y creamos. También lo insultaban los que estaban crucificados con él.” La incredulidad de parte de los judíos es manifiesta refiriéndose a Jesús de manera irónica con el título de “Cristo”. Es posible que se sintieran fracasados al haber puesto sus expectativas sobre Jesús, pensando que realmente los libraría de la opresión, pero verlo colgado del madero les causaba enfado y desilusión.

Conclusión
Podemos ver que la identidad de Jesús como “Hijo de Dios” es utilizado cuatro veces por Marcos. De eso podemos concluir que las personas que están alrededor incluyendo a los discípulos en ningún momento pudieron percibir que al lado tenían al “Hijo de Dios”, muchos lo buscaban por sus propios intereses pero nadie se percibió de la identidad de Jesús, tan solo los demonios y el centurión. Se podría pensar que los demonios lo reconocen, porque lo vieron en acción en la eternidad, cuando pertenecían a la corte celestial antes de que cayesen en desobediencia y el centurión romano recibió en ese momento una revelación de parte de Dios mismo, y queda como testigo delante de la audiencia a la cual iba dirigido este evangelio.
Luego es el Padre quien confirma dicha relación con la expresión “Hijo amado” en dos ocasiones.
Finalmente referente al nombre de Cristo tan solo Pedro y los discípulos pueden afirmar con certeza que verdaderamente es el Cristo, y quienes le reconocen pertenecen a él también. Los demás pasajes vistos resaltan algunas otras características propias de la identidad de Jesús, tales como: lo van a querer suplantar, los judíos cuando se refieren o se dirigen a él con este nombre lo hacen de forma despectiva por ejemplo: Si eres Cristo…, el Cristo hijo de David… o Eres Cristo…, pero no aceptan tal designación en la persona de Cristo.




[1] Pablo Hoff, Se Hizo Hombre: La Fascinante Historia del Dios Hombre como se relata en los Evangelios Sinópticos. Miami, FL: Editorial Vida, 1990. 32
[2] William Hendriksen. Comentarios al Nuevo testamento: El Evangelio según san Marcos. Trad. por Alejandro Aracena. Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 1998. 44
[3] William Hendriksen. Comentarios al Nuevo testamento, 503

Retrato discípulos según Marcos

Retrato discípulos según Marcos
El evangelio de Marcos presenta unas características peculiares que solo le pertenecen a él. Entre esas está el retrato negativo que hace de los discípulos y muestra a Jesús tratándolos con dureza en algunas ocasiones. Por lo anterior en este breve ensayo se presentan tres episodios que nos ayudan a ilustrar cómo se observa esta característica en el evangelio y las implicaciones de ello, tomando las citas de la NVI.
Pasajes en Marcos que ilustran esta característica del Evangelio:
1.    Marcos 7: 17 Después de que dejó a la gente y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron sobre la comparación que había hecho.18 ― ¿Tampoco ustedes pueden entenderlo? —les dijo— ¿No se dan cuenta de que nada de lo que entra en una persona puede contaminarla?
Jesús Estaba en una discusión con los fariseos y algunos escribas sobre la tradición de lavarse las manos antes de comer (7:1), luego llamó a la multitud (7:14) para hablarles acerca de lo que verdaderamente contamina a un hombre 87:15) Pero al terminar estas dos escenas y quedar a solas con los discípulos ellos preguntaron acerca de la parábola, lo que lleva a Jesús a reaccionar contra ellos, recriminándoles por su falta de entendimiento. Jesús acusa a los discípulos de embotamiento mental y torpeza espiritual.[1]

2.    Marcos 8:14 A los discípulos se les había olvidado llevar comida, y solo tenían un pan en la barca. 15 ―Tengan cuidado —les advirtió Jesús—; ¡ojo con la levadura de los fariseos y con la de Herodes! 16 Ellos comentaban entre sí: «Lo dice porque no tenemos pan». 17 Al darse cuenta de esto, Jesús les dijo: ― ¿Por qué están hablando de que no tienen pan? ¿Todavía no ven ni entienden? ¿Tienen la mente embotada? 18 ¿Es que tienen ojos, pero no ven, y oídos, pero no oyen? ¿Acaso no recuerdan? 19 Cuando partí los cinco panes para los cinco mil, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogieron? ―Doce —respondieron. 20 ―Y, cuando partí los siete panes para los cuatro mil, ¿cuántas cestas llenas de pedazos recogieron? ―Siete. 21 Entonces concluyó: ― ¿Y todavía no entienden? (Cursiva y negrilla agregada)
En este pasaje vemos un diálogo entre Jesús y sus discípulos, pero donde estos últimos muestran ignorancia ante el tema que están tratando. Ellos están concentrados en una interpretación literal de lo que Jesús les está hablando. Piensan que el Maestro se está refiriendo al hecho de que no habían llevado pan (comida) para alimentarse en el recorrido. Pero ante la advertencia de Jesús de cuidarse de la levadura de los fariseos y de Herodes, él estaba pensando en un asunto espiritual, relacionado directamente con las enseñanzas de estos dos grupos. Pero aun así los discípulos empiezan a especular que es lo que les está diciendo y siguen pensando en el pan que dejaron de llevar.
Ante esta actitud Jesús les recrimina de manera drástica, señalándoles de ser hombres faltos de entendimiento y no es para menos, ya que él mismo les recuerda los dos milagros donde multiplicó los panes. Es decir Jesús les insta a pensar que si ya hizo dos veces el mismo milagro para multitudes, ¿no sería posible hacerlo para sus discípulos?
Las preguntas que usa Jesús: ¿Todavía no ven ni entienden? ¿Tienen la mente embotada? ¿Es que tienen ojos, pero no ven, y oídos, pero no oyen? Son preguntas que revelan la decepción de Jesús ante el embotamiento intelectual de sus discípulos. Las preguntas tienen que ver con el intelecto[2].

3.    Marcos 10:13 Empezaron a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. 14 Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 15 Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño de ninguna manera entrará en él». 16 Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos. (cursiva y negrilla agregada)
Nos encontramos con este pasaje en una escena que parece muy normal en el ministerio de Jesús. Él estaba enseñándole a las multitudes (10:1) y de repente empezaron a acercarle los niños para que los tocase, en una acción que no afectaba mucho al maestro, pero tristemente, una vez más los discípulos volvieron a intervenir marcando distancias y alejando a las personas sencillas. Parecía que nunca iban a aprender, y esto a pesar de las claras enseñanzas del Señor en relación a este asunto, ya en 9:37 les había dado una lección tomando a un niño entre sus brazos. Sin embargo, los discípulos reaccionaron, posiblemente intentando proteger a Jesús, pensando en que estaban haciendo algo correcto, ellos no reprendían a los niños, sino a sus padres y en general a todos los que los traían[3] impidiendo que trajesen a sus pequeños. No hay duda de que la intención de los discípulos fue buena, a pesar de que hicieron algo equivocado.
Cuando Jesús los vio, se indignó y reprendió seriamente a aquellos discípulos. Les dijo: "no hagáis eso, deteneos. Dejad que los niños vengan a mí, porque a ellos les pertenece el reino de Dios." Era como estarles reiterando nuevamente lo dicho en 9:37. Posiblemente el enojo se debía a eso, si ya se los había dicho, ¿cómo no lo habían entendido? No comprendieron el punto relacionado con la vida de los niños y eso era lo que estaba corrigiendo Jesús. De modo que le dice: "dejad de impedirles que se acerquen, dejad que vengan a mí. Quitaos de su camino y dejad que vengan." Hendriksen al respecto dice:Por supuesto que la indignación de nuestro Señor tenía una estrecha relación con su amor. Estaba enojado con sus discípulos porque amaba tan profunda y tiernamente a los pequeños y a los que los traían”[4]

Conclusión
Es complejo pensar por qué razón Marcos presenta estos episodios de los discípulos en una forma negativa. Podrían argumentarse varias razones, pero al analizar los pasajes anteriores vemos que el disgusto y llamado de atención por parte de Jesús se dio generalmente en asuntos que ellos ya habían experimentado o escuchado, entonces Jesús esperaría ya comprensión de parte de ellos, pero por el contrario ellos se muestran como ignorantes. Frases como ¿Y todavía no entienden? Nos dan evidencia de esto, es decir como si Cristo quisiera decirles pero eso ya deberían saberlo, ya deberían entenderlo.
Han pasado cerca de 2.000 años desde que sucedieron los acontecimientos narrados antes, pero la situación sigue siendo la misma en muchos que dicen ser discípulos de Cristo. Teniendo las Escrituras y el conocimiento con respecto a la resurrección del Señor, aun así siguen viviendo igual o aun peor que los discípulos. No logran entender las verdades enseñadas por Cristo y menos obedecerlas, por eso podríamos pensar que si Jesús se les presentará hoy les diría lo mismo ¿Y todavía no entienden? Por eso se hace necesario reflexionar acerca de la manera en que estamos interpretando la Palabra de Dios y si lo estamos haciendo con entendimiento o sencillamente lo hacemos a nuestra manera.




[1] A.T. Robertson. Comentario al texto griego del Nuevo Testamento. Trad. Santiago Escuain. Barcelona, España: Clie, 2003. 87
[2] A.T. Robertson. Comentario al texto griego. 89
[3] William Hendriksen. Comentarios al Nuevo testamento: El Evangelio según san Marcos. Trad. por Alejandro Aracena. Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 1998. 389
[4] William Hendriksen. Comentarios al Nuevo testamento, 390