INTRODUCCIÓN
En el contexto
actual son muchas las dificultades que enfrentan las iglesias. Algunas no encuentran soluciones prontas y
eficientes, porque centran su atención en los detalles menores, dejando escapar
los más importantes. Se buscan modelos por un lado y por el otro, queriendo
encontrar la mejor aplicación para la solución de conflictos al interior de la
iglesia, pero se queda únicamente en el intento. La descentralización dada en
las diferentes denominaciones, dada por el crecimiento de las mismas, lleva a
que se tomen soluciones diferentes en las iglesias locales, para un mismo
problema. No se dan cuenta que dentro de
una misma misión varias iglesias afrontan los mismos conflictos, que se podrían
solucionar desde la iglesia madre, sin afectar la dirección y trabajo
ministerial de sus miembros.
Al remitirnos
al libro de Hechos de los apóstoles encontramos que la Iglesia primitiva en su
comienzo tuvo que afrontar algunos conflictos.
En todos los casos los apóstoles tomaron control de la situación y en
forma clara y concisa plantearon soluciones benéficas tanto para la iglesia en
general, como para sus miembros en forma individual. Por encima predominaba el mensaje del
evangelio y el poder del Espíritu Santo.
Entre los conflictos presentados tenemos el que se discutió en el
concilio de Jerusalén (Hechos 15) y que marco diferencia, por la importancia
que presentó para el desarrollo de la iglesia entre los gentiles, sin afectar a
los judíos creyentes.
Dado lo
anterior se requiere analizar cuál fue el problema presentado en dicho
concilio, cómo se planteó la solución, sobre qué bases lo hicieron y quienes
fueron los líderes que intervinieron en cada lado. Al finalizar este breve
trabajo se podrán tener algunas bases para determinar quiénes son las personas
más idóneas dentro de la iglesia para la toma de decisiones, y conocer cuál es
una de las formas más correcta de enfrentar los conflictos dentro de la misma.
1. BOSQUEJO PRELIMINAR
A continuación se presenta un breve
bosquejo del pasaje bíblico del concilio de Jerusalén, para tener claro cuáles
son los puntos a desarrollar:
CONCILIO DE JERUSALEN 15:1-32
A. Problema 15:1-5
1. Discusión en Antioquía 1-2
2. Problema planteado en Jerusalén 3-5
B. Debate en la asamblea 15:6-21
1. Apóstoles y ancianos
reunidos 6
2. Discurso de Pedro 7-11
3. Intervención de Bernabé y Pablo 12
4. Jacobo hablando 13-21
C. Redacción de la carta 15:22-29
D. Consuelo en Antioquía 15:30-32
2. PROBLEMA
Hc 15:1 “Entonces algunos que venían de Judea
enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no
podéis ser salvos.”
Mientras Pablo
y Bernabé enseñaban y predicaban en Antioquía, llegaron unos judíos procedentes
de Jerusalén. Estos judíos cristianos
querían que cada creyente gentil se sujetara a la enseñanza de Moisés en cuanto
a la circuncisión y algunas reglas sobre alimentos, fiestas entre otras. Al
cumplir las anteriores llegarían entonces a ser judíos convertidos. Pablo y
Bernabé objetaron enérgicamente está enseñanza.
El
efecto que tal enseñanza produciría entre los gentiles sería catastrófico. Incluso hubiera podido llevar a la Iglesia a
una división. La unidad
y compañerismo que se
vivían en ese momento quedarían a un lado.
Y algo más tremendo es el hecho de creer que los gentiles si no seguían
tales prácticas no serían salvos. Al respecto dice Trenchard: “Podemos imaginar
el efecto que produciría en el seno de una iglesia numerosa, la mayoría de
cuyos miembros eran incircuncisos.
Después de haber disfrutado de tantas de las bendiciones de la nueva
vida en la potencia del Espíritu Santo resultaba ahora – según pretendían estos
enseñadores de Jerusalén- que ni siquiera eran salvos.”[1]
Por el
contrario la enseñanza que se había dado a los gentiles era que sólo se podía
ser salvos por la fe en Cristo Jesús.
Para los apóstoles, la práctica de la circuncisión, tal como la
enseñaban los judaizantes de Jerusalén no puede lograr la salvación de
nadie. Cuando Pablo y Bernabé se
enfrentan a estos judaizantes se levanta un gran debate y discusión en
Antioquía. Y aunque estos apóstoles gozaban de gran credibilidad y autoridad,
la iglesia de Antioquía decide enviarlos a Jerusalén. Está decisión es sabia
teniendo en cuenta que la solución que se tomó no afectaría únicamente a los
gentiles creyentes en este lugar, sino en todas las regiones donde se había
predicado el evangelio. Con esto se buscaba el bienestar de toda la Iglesia del
señor, cuya unidad doctrinal y práctica se veía amenazada por las enseñanzas de
los judaizantes.
Hch 15:4-5 “Y
llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los
ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Pero
algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo:
Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.”
Una vez
llegados a Jerusalén Pablo y Bernabé narraron lo que Dios había hecho entre los
gentiles por medio de ellos. Sin
embargo, estos relatos no convencieron a los creyentes fariseos, quienes
insistían en la necesidad de que los gentiles se circuncidaran y se les
ordenara guardar la ley de Moisés.
Se volvía a
dejar de lado por parte de ellos como Dios actúa y da la salvación, es
decir por medio de la fe en Jesucristo. De acceder a esta petición, los
gentiles hubieran tenido que circuncidarse y hacer parte simplemente de una
secta judía.
3.
DISCUSIÓN EN LA ASAMBLEA
En respuesta al
debate suscitado por la conversión de los gentiles y la resistencia de los
judaizantes, tiene lugar una reunión. En
esta se pretende dar claridad al asunto y públicamente tomar una decisión
benéfica tanto para la misión a los gentiles como para los judíos creyentes. El objetivo por parte de los dirigentes de la
Iglesia es lograr mantener la unidad y armonía en toda la Iglesia.
En esta
asamblea se desarrollan varios discursos, que llevarían a tomar la decisión
final. Las personas que levantan la voz son: Pedro, Bernabé, Pablo y
Jacobo. Este último es quien finalmente
recomienda a los líderes la solución a tomar, recibiendo de parte de ellos el
apoyo total.
4. LIDERES QUE INTERVIENEN
El debate se
inicia por las declaraciones que estaban haciendo los judaizantes. Ellos
plantean que los gentiles tienen que circuncidarse y guardar la ley de Moisés
para ser salvos. Son la parte acusadora.
Entre los
líderes de la Iglesia que tomaron la vocería y dirección del debate, y que
influyeron en la decisión final tenemos un grupo de varones idóneos y
fieles. Considerando como factor
importante el hecho que en todo momento ellos fueron dirigidos por el Espíritu
Santo, quien sería el líder principal en este debate. Se puede decir que fue el grupo de ancianos y
apóstoles que se reunieron para conocer del asunto, Vr. 6. Aunque los que se mencionan por nombre propio
en este pasaje de Hechos son: Pedro (Vr7), Bernabé y Pablo (Vr. 12), Jacobo (Vr
13); además Juan (Gal. 2:2), aunque este último no participó directamente. De los anteriores podemos decir lo siguiente
en cuanto a su intervención:
Pedro. Su discurso lo encontramos
en los Vrs. 7-11. Hizo una exposición
clara y completa de cómo Dios lo había usado para llevar el evangelio a los
gentiles (en casa
de Cornelio). Deja ver claramente que Dios no hizo
diferencia entre unos y otros. Por el
contrario dio su Espíritu Santo igualmente a los gentiles, sin requerirse de
una confesión oral por parte de ellos. Solo con escuchar el mensaje de
salvación, Dios actúo en ellos. El
derramamiento del Espíritu Santo pone en igual de condiciones tanto a judíos
como a gentiles convertidos.
Refiriéndose al discurso de Pablo, Kistemaker escribe: <Les dice que
él trajo “el mensaje del evangelio” a los gentiles, con el resultado de que
creyeron. No fue el predicador sino Dios
como salvador que abrió sus corazones y los hizo receptivos a las Buenas
nuevas. El mensaje del evangelio, por lo
tanto, es sinónimo de salvación. En
resumen, los gentiles oyeron la palabra y creyeron.> [2] Lo
anterior queda aún más ratificado y confirmado por lo dicho por Pedro en el Vr.
11 “Antes creemos que por la gracia del señor Jesús seremos salvos, de igual
modo que ellos.”
Bernabé y Pablo. Vr. 12. Observamos en este versículo que se resalta no lo que
Bernabé y Pablo hicieron durante su viaje misionero, sino lo que Dios hizo por
medio de ellos entre los gentiles. Parece ser que en ningún momento ellos se
refirieron al asunto de la circuncisión.
Se concentraron en describir las obras y prodigios hechos por Dios. Como Él había obrado y abierto campo entre
los gentiles para compartir de su palabra.
Al igual que Pedro tenían clara la idea de que la salvación se da por la
fe en Jesucristo antes que por cualquier obra humana.
Esta forma de
hablar por parte de ellos hace pensar que estaban actuando más como testigos, que
como participantes directos en el debate.
Al respecto Kistemaker sostiene: “Sospechamos que mencionaron los
milagros de la ceguera del falso profeta Barjesús en Chipre (13:6-12) y la
sanidad del paralítico en Listra (14:8-10).
Al mencionar estos milagros, ellos testifican que Dios mismo había
aprobado su ministerio entre los gentiles.”[3]
Jacobo. Vr. 13-21. Aparentemente
era el líder máximo en la iglesia de Jerusalén.
Tal vez por eso dejaron en sus
manos la decisión final que luego fue
aprobada por todos. Mostró que tenía
autoridad y que gozaba de gran respeto por
parte de todos, ya que al iniciar su discurso ordenó silencio de parte del
auditorio, y todos concentraron su atención en él. Empezó haciendo un resumen
de lo dicho por Pedro (Simeón). No hace
referencia a lo dicho por Bernabé y Pablo, siendo esto una decisión acertada
como lo afirma Bruce: “Jacobo quería convencer a un auditorio difícil, y era
justamente la actividad de Bernabé y Pablo lo que había creado la situación que
había despertado los recelos de los miembros comunes de Jerusalén.”[4]
Luego hace una
referencia al Antiguo Testamento refiriéndose a las palabras de los profetas,
pero específicamente lo dicho por Amós. Finalmente hace una recomendación que
fue aprobada por todos los presentes, y que a la postre fue la decisión
definitiva al conflicto presentado.
5. LA DECISIÓN
Hechos 19-21 “
Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a
Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los
ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.
Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo
predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.”
Aquí vemos como
Jacobo está haciendo una recomendación.
Los ancianos y apóstoles, junto con la iglesia, lo respaldan y aceptan
la misma como la solución a la discordia presentada. Jacobo declara enfáticamente “Yo juzgo”. Lo
hace por la autoridad que gozaba como dirigente máximo del concilio. Continua diciendo: “No inquietemos a los
gentiles que se convierten a Dios”. Jacobo no menciona nada acerca de la
circuncisión, ni del cumplimiento de la ley de Moisés. Pero la declaración que hace, es respecto al
agobio o carga que los judíos querían imponer sobre los gentiles relacionado
con esos temas.
Si bien uno de
los objetivos era tratar de mantener la armonía y unidad de la Iglesia en
general, lo anterior no era suficiente para lograrlo. Jacobo entonces indica cuatro aspectos que
debían cumplir los gentiles. El desea
que observen ciertas regulaciones prescritas que eviten que se cometa cualquier
ofensa en relación a las comidas y contactos sociales. Bruce en su comentario, indica lo siguiente:
“Por lo tanto, Jacobo indicó, como su juicio ponderado, que a los cristianos gentiles
debía instruírselos para que evitaran las comidas que tuvieran asociaciones
idólatras y la carne de animales de los cuales no se hubiese escurrido
completamente la sangre, y que debían ajustarse al código judío de relaciones
entre los sexos, en lugar de conformarse con las normas paganas a las que
estaban acostumbrados.”[5]
Jacobo en
ningún momento quería imponerles cargas o traerles agobio a los gentiles, sólo
les indica algunas normas que debían cumplir al igual que lo hicieron los
extranjeros que habitaban en Israel. Justo González dice:” Lo que Jacobo está
haciendo no es imponiéndoles reglas a los gentiles a fin de ser
cristianos. Lo que está haciendo es más
bien diciéndoles que, a fin de poder tener comunión con los judíos, y a fin de
ser como los gentiles que antiguamente moraban en medio de Israel, debían
cumplir únicamente con las mismas leyes que antiguamente se prescribían para
esos gentiles.”[6] Esta referencia se tiene en cuenta de
acuerdo a lo prescrito en Lv. 17:8 - 18:26.
6.
BASES PARA LA TOMA DE LA DECISIÓN
Según el
discurso de Jacobo, las bases sobre las cuales se toma la decisión son tres:
A. El Espíritu Santo. A esta altura es imposible dejar por fuera la
influencia del Espíritu Santo. En el Vr 28 se menciona claramente que la
decisión fue tomada por guía del Espíritu Santo: “porque ha parecido bien al
Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas
necesarias”. Es muy motivante ver que en
estos asuntos tan importantes los líderes de la iglesia no dejaron de lado a
una figura tan importante como Dios. Esto debido a que ellos tenían claridad
que la obra no era de hombres sino de Dios.
B. Lo dicho por Pedro y que fue resumido claramente por Jacobo en el
Vr 14: “Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para
tomar de ellos pueblo para su nombre.”
Se ve aquí una aseveración fuerte: Dios ha visitado a los gentiles para
tomar de ellos pueblo para su nombre. El
término pueblo (Laos) se refiere a Pueblo de Dios. Lo que quiere decir que Dios está levantando
un nuevo pueblo, o una extensión de Israel.
C. El texto de Amós parece confirmar lo dicho por Pedro. Dios llevará a cabo una obra de restauración
“para que el resto de los hombres busque al señor, y todos los gentiles, sobre
los cuales es invocado mi nombre” Vr 17.
7.
IMPORTANCIA DEL CONCILIO
Al estudiar
detenidamente lo sucedido en el concilio de Jerusalén, se observan muchas cosas
importantes que se presentan en este conflicto.
A continuación enumeraremos en forma sintética algunas de estas
relevancias vistas.
A.
Trajo
consuelo a los gentiles Vr. 30-32
B.
Abrió
la brecha para continuar la misión a los gentiles, permitiendo que al pueblo de
Dios se añadieran cada día nuevas
personas.
C.
Mostró
la autoridad y madurez con la cual los líderes cristianos afrontaron este
problema.
D.
Permitió
que se mantuviera la unidad y armonía en la Iglesia.
E.
Que
cuando Dios dispone algo, no hay fuerza humana que lo pueda impedir.
F.
Que
la iglesia debe estar atenta a los problemas que se le puedan presentar.
G.
Siempre
se van a encontrar dentro y fuera de la iglesia personas que quieran causar
división.
8. APLICACIÓN PERSONAL
Me
sorprendió la forma organizada y estructurada con la cual resolvieron el
problema. Al comienzo se plantea el problema por parte de los judaizantes, pero
luego vienen los discursos y la decisión final que dejó sin oportunidad a los adversarios
de defenderse.
Por el
crecimiento de las iglesias actuales vemos como se ha llegado a una
descentralización total de actividades. Esto lleva que una misma misión tenga
un número determinado de iglesias locales. Cada iglesia tiene su propio manejo
de conflictos. Pero resulta que a un mismo conflicto se le dan soluciones
diferentes. No consideran que hay asuntos que deberían resolverse desde la
iglesia madre, para crear un ambiente de unidad y armonía y que todos busquen
los mismos objetivos y metas.
En lo personal
me sirve como guía para enfrentar problemas. Sé que debo contar en primer lugar
con la ayuda del Espíritu Santo, (que por cierto sigue sorprendiéndome con su
obra) ya que sin él cualquier decisión puede ser inútil.
Quisiera ser
como esos hombres de Dios que se nombran en el libro de Hechos. Ser instrumento
de Dios para transformar el mundo. Porque sería muy fácil quedarme sentado en
un lugar cómodo de mi iglesia, diciendo: “Eso no debería ser así”, sin
intervenir, sin aportar, sino por el contrario poniendo cargas en los demás que
les impidan llegar a Dios. Por el contrario quiero que el mundo sepa que la
salvación sólo se encuentra por la fe en Jesucristo.
[1] TRENCHARD, Ernesto. Los Hechos de los Apóstoles. un comentario.
Barcelona: s.n., 1962. p 317
[2] KISTEMAKER,
Simón. Hechos. E.E.U.U.: Desafío,
1960. Pág. 582
[3] Ibid. Pág. 587
[4] BRUCE,
F.F. Hechos de los Apóstoles. Trad.
Kairós. Buenos Aires: Nueva creación, 1990. Pág. 340
[5] Ibid. Pág. 347
[6] GONZALEZ,
Justo. Hechos. Florida: Caribe, 1992.
Pág. 225-226
[1] TRENCHARD, Ernesto. Los Hechos de los Apóstoles. un comentario.
Barcelona: s.n., 1962. p 317
[2] KISTEMAKER,
Simón. Hechos. E.E.U.U.: Desafío,
1960. Pág. 582
[3] Ibid. Pág. 587
[4] BRUCE,
F.F. Hechos de los Apóstoles. Trad.
Kairós. Buenos Aires: Nueva creación, 1990. Pág. 340
[5] Ibid. Pág. 347
[6] GONZALEZ,
Justo. Hechos. Florida: Caribe, 1992.
Pág. 225-226